Preguntas comunes del ser humano, preguntas típicas de los jóvenes y a lo largo de nuestra vida, preguntas que seguimos haciendo y formulando invariables, continuas e insistentes.
¿ Cuál es mi destino ?
¿ Para qué vine a este mundo ?
¿ Qué camino debo seguir ?
¿ Qué estoy haciendo aquí ?
¿ Cuál es mi meta ?
Preguntas siempre dirigidas a la felicidad, al triunfo, al poder. Necesidad estresante y angustiante del yo para saber quien soy y que voy a hacer con mi vida, o qué estoy haciendo con ella.
Cuando nuestros padres nos engendraron, aproximadamente 150 millones de espermatozoides viajaron a gran velocidad porque tenían una meta... sobrevivir... no había opción, no había tiempo para descansar, solo había tiempo de seguir un camino y encontrar la vida. Y el que yo esté escribiendo en este momento es que sólo un espermatozoide, el más hábil, el más fuerte y por qué no el más inteligente lo logró.
Y del grupo de preguntas sobre mi existencia en este mundo, puedo dar respuesta a una de ellas, vine para algo y tal vez todavía no se para qué, pero sí se que desde el momento en que sobreviví a millones de hermanos es porque cumplí mi primera meta ¡ ESTOY VIVA !